lunes, 5 de julio de 2010

Fuentes confiables de información: la investigación y publicación de trabajos de historiadores locales

Portada del libro del profesor S. Venegas A.


Con motivo de una solicitud de investigación histórica de uno de mis clientes, el 15 de junio de 2010 llegué a las nueve de la mañana a la ciudad de Victoria. Luego de unas horas de exitosa investigación en la fría oficina del Registro Civil dirigí mis pasos hacia la Notaría y Conservador de Bienes Raíces. Mientras esperaba mi turno para ser atendido hice un comentario a una de las oficiales que daba atención: "Es una pena que Victoria no tenga un museo, habiendo tanto historia para mostrar: el ferrocarril, los colonos". "Sí, es verdad", respondió. Luego recordó que alguien había dejado un libro para publicitar su venta. Me lo facilita y lo hojeo con interés. Su título es ya muy atractivo: "Huellas de Familia: Colonias Europeas En La Frontera (1883-1900)". Leo el índice:

"Capítulo I Proceso Colonizador"; "Capítulo II Estadísticas"; "Capítulo III Genealogías por colonia"; "Listado alfabético de colonos", y "Fuentes consultadas". Es necesario que mencione la lista de las colonias, en la que el autor ubicó a las familias inmigrantes: Adencul, Chanco, Choque-Choque, Colo, Contulmo, Dumo (Dulmo), Ercilla, Freire (Allipén), Galvarino, Lautaro, Nueva Imperial, Ñielol, Púa, Purén, Quechereguas, Quillem, Quino, Quinquilco, Salto, Temuco, Traiguén, Tricauco, Victoria.

Noto que el libro no ha sido publicado a través de una editorial, si no que ha sido impreso gracias a fondos obtenidos a través de FONDART, luego de que el autor obtuviera este beneficio del Estado chileno. Al no poderlo comprar en una librería, busco información del autor, para poder contactarme con él y solicitarle me venda una copia. En mi cuaderno de investigación de campo anoto los antecedentes necesarios:

SERGIO VENEGAS AEDO

servenegas23@yahoo.es

Información acerca del profesor Sergio Venegas Aedo

Al final de aquel día, una vez llegado hasta mi hogar en la ciudad de Temuco, escribo un mensaje de correo electrónico a este atento profesor, quien, desde la cordillerana localidad de Lonquimay, me hizo llegar prontamente un ejemplar de su excelente trabajo.

Mi visita a la Notaría de Victoria fue doblemente exitosa: hallé la inscripción del título de dominio de un colono alemán y hallé "por casualidad" este excelente trabajo de investigación y recopilación efectuado por un ciudadano nativo de la Región de la Araucanía.

Muchas veces la aparición "milagrosa" de este tipo de fuentes confiables ayuda de manera extraordinaria a aquellos que les interesa la búsqueda de datos históricos, convirtiéndose este tipo de obras en un ahorro de tiempo, recursos y energías. El trabajo de investigación de aquellos que aman su tierra, como lo es este profesor nacido en la ciudad de Lautaro y actual docente del liceo de Lonquimay, puede ayudar a encontrar la hebra a quienes tengan ancestros que hayan sido colonos en Araucanía (especialmente alemanes, suizos, españoles, franceses e italianos), cuya inmigración hasta estas tierras sureñas dieron pie a la formación de familias, estando sus apellidos aún presentes en estos tiempos.

domingo, 4 de julio de 2010

Visitando los sitios históricos familiares

Una actividad que recomiendo es el realizar una visita a la localidad (la villa, pueblo o ciudad) en la que la familia ancestral o algunos de sus integrantes tuvo su residencia. Es probable el que ya nadie de los actuales vecinos del lugar recuerde que allí vivió o realizó sus quehaceres tal o cual persona, pero de igual manera es importante el hacer acto de presencia.
Antes de visitar la localidad, obtenga alguna información acerca de ella, por ejemplo, en guías turísticas impresas o en la Web: su fundación, sus primeros habitantes, su cultura local, fotografías. De una "mirada aérea" con 'GoogleEarth' o 'Google Maps', eso le ayudará a orientarse cuando se encuentre visitando el lugar.

El autor de este Blog, llegando al sitio histórico familiar

El acercarse hasta los lugares en que nuestra familia ancestral tuvo su residencia o efectuó sus diversas labores en el ámbito económico, provocan más "cercanía" con ellos, o lo que llamamos una especie de 'empatía': sentir la influencia del entorno físico, a través de los elementos que conforman paisaje - urbano o rural-, de una manera parecida a la manera de sentir de los antepasados. Cuando aún se conservan en pie las construcciones que acogieron a los integrantes de la familia ancestral, podemos llegar a sentir más potentemente ésto. Puede nacer el aprecio y hasta apego hacia esas localidades que tuvieron que ver con la vida cotidiana de nuestros familiares.


Tuve la oportunidad de viajar poco más de trescientos kilómetros, al sur de mi ciudad de residencia actual, para visitar el lugar en el que mi abuelo laboraba para los ferrocarriles chilenos, a comienzos de la década de los años 1920. A diez kilómetros al sur de la ciudad de Osorno se encuentra una pequeña ex estación ferroviaria; aún en aquella lejana época era pequeña y solitaria. En aquel lugar nacieron y fallecieron prontamente los primeros hijos de mi abuelo, pero sobrevivieron un tío y mi padre. Aún está en su lugar el edificio de la estación ferroviaria, que servía también como casa habitación para la familia del jefe. Ya desaparecieron la enorme bodega de carga y la casa del "cambiador", sólo conservándose las ruinas de los cimientos, y se retiraron la torre del semáforo y los dos "dispositivos" para el aro y el bastón. La arquitectura de la casa del jefe de la estación es muy típica de las construcciones ferroviarias de principios de los años 1900: un gran cajón con divisiones o compartimientos destinados a oficina y a hogar familiar, con una gran techumbre que cubre el contorno del edificio y ventanas altas protegidas por barrotes de fierro.

Ya no circulan trenes por allí; la vía férrea tiene óxido, la maleza comienza a ocupar el espacio existente entre los durmientes y las podridas crucetas de madera en la altura de los postes de rieles ya casi no tienen los aisladores de loza o vidrio del antiguo telégrafo, pero aún están allí la antigua bomba manual para extraer el agua del viejo pozo, el andén, y, aunque desteñido por el tiempo, el nombre de esa ex estación pintado en la pared: SAGLLUE.


Visitar los lugares en que la familia ancestral desarrolló su vida cotidiana hace muy bien al espíritu, viviéndose emociones que de otra manera no es posible percibir. Haga este saludable ejercicio: elija un lugar geográfico relacionado con sus ancestros, infórmese de algunos antecedentes históricos de aquel, seleccione una fecha para realizar el viaje, y visítelo...